AGÁRRATE A LA MANO DEL PADRE

AGÁRRATE A LA MANO DEL PADRE 

Hace unas semanas tuvimos en nuestra casa a un amigo de nuestro hijo Natán. Es un chico de la India que tiene poco más de 20 años y que fue adoptado junto con sus otros dos hermanos cuando tenía seis. Vis, el chico en cuestión, contó un poco de su conmovedora historia. Su padre murió y su madre se quedó sola con tres niños pequeños. La situación familiar no era buena y su madre los abandonó en la calle. Él prefiere no juzgarla, reconoce que no era nada fácil cuidar de tres niños e intentar sacarlos adelante en un sitio tan pobre. Una mujer misericordiosa los recogió en su casa por un tiempo, pero ella misma tenía otros tres niños propios a los que alimentar y se vio obligada a llevar a Vis y a sus hermanos a un orfanato. 

Desde que tiene uso de razón este chico se ha sentido responsable de sus hermanos. Él era el mayor, su madre no podía cuidarlos y con seis años se encontró solo en la calle con ellos. Cada día tenía la preocupación de que no les faltara nada, de que no les pasara nada, … es mucha carga para un niño de 6 años. Cuando la mujer que he mencionado los recogió, fue un alivio, pero la responsabilidad de cuidarlos no se fue. En el orfanato los separaron en bloques por edades, pero él seguía sintiendo que tenía que visitar a sus hermanos para asegurarse de que estaban bien. No puedo ni imaginar lo que todo esto puede suponer para un niño.

Mientras esta situación tenía lugar en la India, en España había una pareja que soñaba con ser padres. Descubrieron tristemente que no podrían serlo de una forma natural y por ello se embarcaron en la aventura de la adopción. Eran conscientes de las dificultades que esto entrañaba, y que era muy posible que el niño que trajeran a casa les causara innumerables problemas. Pero era una familia religiosa, que amaba a Dios y quería compartir con algún niño necesitado las muchas bendiciones que habían recibido. 

Mientras completaban la solicitud de adopción y en medio de la espera, se les presentó la posibilidad de adoptar no a uno, sino a tres niños. Los problemas podrían multiplicarse por tres, pero no lo dudaron. ¡Qué gente más valiente!

Viajaron a la India y al llegar al orfanato vieron a los tres niños de la mano esperando. Las cuidadoras dijeron a Vis, el mayor de ellos:  “Estos son tus padres”. El chico nos contó que salió corriendo, se agarró a la mano de su madre y no fue capaz de soltarla hasta que llegaron de vuelta a España. Al fin alguien iba a cuidar de ellos, finalmente no sería suya la responsabilidad de asegurar que iban a tener algo que comer cada día. Ya no tendría que preocuparse por cuidar de sus hermanos. Tenía unos padres que los cuidarían y proveerían lo necesario para ellos.

 

Este chico es especial, nunca he visto una gratitud así en un chico adoptado. Ama a sus padres. Está tan sumamente agradecido, que nunca haría nada que pudiera ofenderles o perjudicarles. Reconoce el sacrificio de estos padres por él y su corazón rebosa de amor por ellos. Ya no tiene que preocuparse, ellos están al control.

 

Eso es lo que Jesús les dijo a los que le seguían. El mundo está lleno de problemas y necesidades. Puedes luchar y luchar para cuidarte a ti mismo, o puedes descansar en un Padre que te cuida y provee para ti. 

 

Les dijo que miraran los pajaritos y las flores, a los que  Dios sostiene y alimenta. Jesús declaró que no hubo tanta hermosura como la de los lirios del campo ni siquiera en el palacio de Salomón. Si Dios cuida de esta parte de su creación, que no se compara con nosotros, ¿cómo no nos va a cuidar si venimos a Él? Puedes llevar las cargas del mundo sobre tus hombros o puedes descansar en un Padre que te ama.

 

Quizás te preguntes: “¿Cómo puedo saber que me ama?” ¿Sabes qué es lo que hace que yo esté segura? Que a pesar de que vivimos ignorándole y despreciándole, envió a su Hijo Jesús a esta tierra a buscarnos. Los padres de Vis viajaron a la India por amor a esos niños. Querían proporcionarles un hogar, darles un futuro, compartir sus vidas con ellos. Por eso viajaron a un país extraño, se arriesgaron por amor a ellos.  Dios bajó a la tierra en la persona de Jesús por  amor a nosotros. Vivió una vida perfecta y murió en una cruz para pagar el castigo que merece nuestro pecado y así  llevarnos a Dios.

 

Sin Dios estamos huérfanos. Pero el apóstol Juan dijo en Juan 1:12: “A los que le recibieron y creen en su nombre les dio poder de ser hechos hijos de  Dios”.

 

En el precioso texto del sermón del monte, Jesús les dijo a sus seguidores que podrían pasarse la vida buscando satisfacer sus necesidades con sus propias fuerzas. Eso hacen los huérfanos. Pero Jesús dijo: “No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.” Mateo 6:31-33

 

Dios envió a Jesús a buscarte para llevarte a Su casa, ese es el mensaje de Navidad. Ahora te toca a ti responder. ¿Seguirás viviendo como un huérfano o aceptarás su invitación?

Puedes hacer lo que quieras, pero yo te recomiendo:

Agárrate a la mano del Padre.

antonio diu